POR MI CULPA, CULPITA
Por
no tener hijos.
Por ser una egoísta que sólo piensa en sí misma, y no
es capaz de ocuparse del cuidado de otras personas.
Por tener envidia de
las que sí los tienen.
Por
tener hijos.
Por no dedicarles el tiempo que necesitan y dejarles con
otras personas y a veces tener ganas de salir corriendo y a veces darles
de cenar tarde, comida precocinada. Por tener envidia de las que no los
tienen.
Por
tener pareja.
Por fantasear con cómo sería encontrar a alguien que me
despertara verdadera pasión, y no este calorcito rico que a veces me
recuerda a unos calcetines gordos.
Por tener envidia de las que son
libres.
Por
no tener pareja.
Por no haber encontrado a alguien que me quiera lo
suficiente como para que el calorcito que sigue a la pasión inicial me
baste.
Por no haber querido lo suficiente a quienes se han atrevido a
quererme.
Por tener envidia de las que tienen con quien pasar las tardes
de los domingos.
Por
tener trabajo.
Por ganar dinero con el ejercicio rutinario de mi
mediocridad discutiblemente útil.
Por gastármelo en cosas que no
necesito.
Por no ahorrarlo para cuando lo necesite.
Por no compartirlo.
Por
no tener trabajo.
Por haber decepcionado a quienes pensaron que iba a
ser algo en la vida.
Por vivir del cuento. Porque -a veces- no me
importa. Porque -a veces- me importa mucho.
Por no poder pagarme las
copas.
Por
follar.
Por no follar.
Por desear a quien no debo.
Por no desear a
quien debo.
Por desear a quien me desea.
Por no desear a quien me desea.
Por ir al gimnasio.
Por no ir.
Por comer mal.
Por comer mucho.
Por comer poco.
Por decir lo que pienso.
Por no decir lo que siento.
Me
siento culpable por ser como soy, y por no ser como esperaban que
fuera.
Porque no soy como creen. Y porque no soy como quisieran que
fuera.
Me siento culpable por sentirme culpable.
Y veo mujeres sin culpa, sentirse culpables por lo mismo que yo.
Y por lo contrario.
Y
me pregunto si no será, la culpa, una estrategia para que nunca estemos
contentas, para que nos dejemos culpar de lo que sea, para que
encontremos siempre una excusa para agachar la cabeza.
Y me siento culpable por preguntármelo.
----------------------------------------------------------ENSEÑAR LAS VERGÜENZAS
Me enseñaron la vergüenza.
Me enseñaron a avergonzarme de mi cuerpo, de mis actos, de mis pensamientos.
Me enseñaron que lo que pienso es absurdo, que lo que hago es ridículo, que lo que deseo es sucio.
Y aprendí a no decir lo que pensaba, por vergüenza de que alguien a mi alrededor pensara algo mejor.
Y aprendí a no hacer lo que me apetecía, por vergüenza de que alguien a mi alrededor creyera que era inoportuno.
Y aprendí a no perseguir lo que deseaba, por vergüenza de que alguien a mi alrededor opinara que era inapropiado.
No contenta con someterme a la mirada externa, me plegué también a la vergüenza ajena.
Y
aprendí a preguntarle a la vergüenza cómo vestirme, no vaya a ser que
alguien pensara que voy buscando gustar, destacar.
Y aprendí a escuchar a
la vergüenza al desnudarme, no vaya a ser que me sintiera cómoda en mi
cuerpo, y me acostumbrara a enseñar(me)lo sin miedo.
Y aprendí a
consultar con la vergüenza antes de abrir la boca, no vaya a ser que
dijera sin filtro lo que me pasa por la cabeza, y se enterara la gente.
Y
dejé de bailar, de reír a carcajadas, de rascarme el culo, de preguntar
lo que no entiendo, de opinar lo que pienso, de compartir lo que
siento, de pedir ayuda, de ponerme faldas, de ir a la playa, de comer o
llorar en la calle, de ir sin sujetador, de pintarme, de salir sin
pintar, de bajar a la calle despeinada, de usar esa ropa que dicen que
no me pega nada, de llamar a quien echo de menos, de tomar la
iniciativa, de decir que no, de decir que sí, de quejarme, de
vanagloriarme, de estar orgullosa, de admitir que estoy asustada.
Y,
a base de sentirme cada día más avergonzada, entendí que mi vergüenza
nunca iba a sentirse saciada.
Que toda la vida iba a imponerse entre yo y
mi representante impostada.
Así que busqué a mi sinvergüenza interna. Y
le costó salir un poco, le daba vergüenza.
Pero acabó sacándome a
bailar, haciéndome dúo al cantar, saliendo conmigo a la calle con la
cara sin lavar, animándome a hablar, a ignorar las cosas que me deberían
avergonzar...
Y ahora no tengo tiempo para sentir vergüenza.... Estoy ocupada VIVIENDO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario